Una de las principales características del ámbito local es sin duda su cercanía al ciudadano. El ayuntamiento, como principal institución del municipio, es el órgano encargado fundamentalmente de dar solución a los problemas más cotidianos del vecino: la limpieza, la seguridad, el mantenimiento de los parques, etc.
La cercanía y la honestidad de un político de ámbito local son dos señas fundamentales para hacer buena política. A pesar de ello, existen determinados momentos donde además de la gestión diaria también existen circunstancias donde el político local debe mirar hacia el futuro de su pueblo. Las ciudades y los municipios, no son solo comunidades donde se trabaje para solucionar los problemas del día a día, sino que también son proyectos en comunidad.
Sin proyecto de futuro, una comunidad puede verse abocada a convertirse en un núcleo social triste y gris, que desaproveche sus oportunidades y se convierta en un territorio abandonado y comparado negativamente con el resto de ciudades o pueblos que lo rodeen. Todos conocemos algún caso de alguna ciudad o incluso de algún barrio que por la mala gestión política se haya degradado con el tiempo.
Esta degradación es la que yo no quiero para mi ciudad. Por eso, en el último Pleno presentamos una moción para la construcción de un nuevo apeadero, aprovechando un proyecto nacional que se está diseñando, y que contempla la posibilidad de paso de una nueva línea de cercanías por Coslada, sin que los trenes paren en el municipio.
Ante esta situación, lo lógico es que el Pleno Municipal inste al Gobierno que estudie como idea, la inclusión de un nuevo apeadero, que sin duda pondría a la ciudad en el mapa y la daría innumerables beneficios.
Lamentablemente no fue así, y el Gobierno Municipal rechazó una oportunidad histórica al votar en contra de la moción. A pesar de ser una propuesta coherente y viable para la ciudad, el alcalde y sus socios de Gobierno la definieron ayer como un sinsentido y una ocurrencia.
Es nuestra responsabilidad como representantes de la ciudad luchar por el futuro de nuestro municipio y por sus intereses. No son castillos en el aire, es una sana preocupación por el futuro de una ciudad que nos duele y de la que nos preocupa su rumbo, porque el rumbo que tome Coslada también será el de las generaciones venideras que crezcan, progresen o envejezcan aquí.
