Las ocurrencias de la ultra y reaccionaria izquierda española hace tiempo que dejaron de ser solo grotescas. De vez en cuando, Alberto Garzón se marca un “compartid lavadoras” y “no comáis carne’. Una lavadora que el irrelevante ministro de Consumo no va a compartir con nadie y una carne (jamón del ‘güeno’) de la que se pone ‘morao’ en la feria de Sevilla rodeado de ‘camaradas’.
Pero la izquierda de Madrid es la madre de todas las izquierdas. Sin rumbo, sin argumentos y sin autoridad moral alguna, a Más Madrid -con el beneplácito de Podemos- se le ocurrió presentar una iniciativa en el Parlamento regional para regular el consumo de cannabis en adultos. Ni siquiera para uso terapéutico, para “todas, todos y todes”. De lo grotesco, la inefable Mónica García pasó a lo irresponsable. Peor, a algo muy peligroso.
Y frente a una propuesta suicida: sentido común y, sobre todo, rigor. El último informe en el que se aborda este asunto -y que dejó conclusiones categóricas y sin lugar a debate- de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), deja titulares como:
“El acceso no controlado a las drogas aumentaría su accesibilidad, lo cual conlleva el riesgo de un aumento considerable del consumo nocivo de drogas»
“La opinión pública no apoya en ningún país una política más permisiva”
“Para los jóvenes, lo prohibido es atractivo; lo accesible, peligroso”
Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, recurrió a los datos y a la ciencia en su respuesta a la propuesta de la caverna izquierdista. Recurrió a lo irrefutable, a la certeza.
“Este es el momento con mas suicidios en muchos años, el consumo de cannabis provoca esquizofrenia, bipolaridad, cuadros psicóticos, aumenta los delitos y los accidentes de tráfico”.
«Todas las drogas son un atentado contra la salud y daré esa batalla donde sea necesario», dijo Ayuso; «no hay dato científico de su aportación a la medicina, pero sí de los trastornos psiquiátricos». La presidenta fue tajante y dijo que nunca legalizará la droga: “Lucharé con todas mis fuerzas contra las drogas”.
He pasado en Leganés mis 46 años de vida. Y los he pasado en un barrio de gente humilde y trabajadora. Un barrio que, como en otros muchos de mi ciudad, los muertos por sobredosis de heroína se contaban a diario en los años 80. Y he hablado con exadictos que, afortunadamente, lo pueden contar. Y sí, a todos, a absolutamente todos, les preocupa cuando ven a un chaval fumándose un porro. “Así empezamos todos, Miguel Ángel”. Esa es la experiencia de la calle, del barrio.
Y yo me pregunto, ¿serían capaces los representantes de Más Madrid y Podemos de decirle a la cara a padres y madres, abuelos y abuelas de, por ejemplo, Leganés, Vallecas o San Blas, que es beneficioso regular el consumo de cannabis? Ahí les quiero ver.
“En Madrid no les vamos a decir a los jóvenes que fumen porros, no les vamos a dar paguitas, ni les vamos a regalar aprobados” (Isabel Natividad Díaz Ayuso).
Miguel Ángel Recuenco (presidente y portavoz del Partido Popular de Leganés y diputado en la Asamblea de Madrid)
