Hace ya más de doscientos años, en el icónico Cerro de las Ánimas, a espaldas de la ermita y la fuente de San Isidro Labrador, se ponía la primera piedra del que hoy es uno de los lugares más emblemáticos de la capital. Fue concretamente el 8 de marzo de 1811, en un emplazamiento que, a principios del siglo XIX eran las afueras de la Villa. Ese día comenzaba la historia del Cementerio de San Isidro, el más antiguo de Madrid.
Nacía así la Pontificia y Real Archicofradía Sacramental de San Pedro, San Andrés, San Isidro y de la Purísima Concepción, nombre completo del enclave, construido para dar sepultura a sus miembros tras la prohibición efectiva de las inhumaciones dentro de la ciudad y en el interior de las iglesias, decretada por Real Cédula de Carlos III en 1787, por razones sanitarias y de salubridad. Fue el entonces rey José Bonaparte quien otorgó el privilegio a la ciudad para edificar un cementerio propio, con un estilo que se hizo inconfundible desde el primer momento.
En paralelo a la explosión demográfica de Madrid, el proyecto original del arquitecto de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando José Llorente ha ido sufriendo constantes reformas. Solo entre 1832 y 1852 se levantaron tres nuevos patios, que hoy son un valioso testimonio de la arquitectura tradicional de la ciudad, de tipo claustral con galerías que rodean su perímetro.
En la década de los ochenta del siglo XX surge la necesidad municipal de urbanizar los alrededores, por lo que el Cementerio de San Isidro hace un intercambio de terrenos con el Ayuntamiento de Madrid, permitiendo al Consistorio la creación de vías urbanas y ajardinamientos para la localidad y al Cementerio la fijación de sus linderos, constituyendo un conjunto unido, y la ampliación de nuevos patios para enterramientos.
Actualmente la Necrópolis abarca una superficie de unos 120.000 m², distribuidos en varios recintos o patios de muy diferentes características históricas, topográficas y constructivas. Tanto es así que la Sacramental de San Isidro está reconocido como Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1993 y Cementerio Histórico de Madrid por el indudable valor artístico de los proyectos de edificación. También, por supuesto, por el amplísimo catálogo de elementos de valor existentes en sus monumentos funerarios, así como por el interés paisajístico del lugar.
Vecinos ilustres
El primer enterramiento en el Cementerio de San Isidro tuvo lugar el 21 de julio de 1811, cuando se inhumó a Francisco López Ballesteros. Ha llovido mucho desde entonces, y hoy son más de 55.000 los difuntos que allí yacen, entre los que figuran algunos de los nombres más relevantes de la historia madrileña y española. Duques, marqueses, condes… descansan en el Cerro de las Ánimas, conformando una “comunidad” que parece casi destinada a la nobleza. Pero también hay figuras de gran relevancia histórica como José Canalejas, Diego de León, los Condes de Casal, Antonio Maura, José Abascal, Cristino Martos, Alonso Martínez o Emilio Castelar. También descansan en San Isidro Alonso Martínez, Juan Donoso Cortés, la Duquesa de Alba (inmortalizada por Goya en la Maja desnuda y la Maja vestida) y escritores como Moratín, Larra o Mesonero Romanos.
El filósofo José Ortega y Gasset, el famoso compositor de zarzuelas Cristóbal Oudrid, el dramaturgo José Echegaray o el pintor Carlos Luis de Ribera o una de las pocas supervivientes españolas del Titanic, Josefa Pérez de Soto contemplan asimismo a los transeúntes desde su descanso eterno, igual que el Marqués de Casa Jiménez y la familia Perinat, cuyo panteón es uno de los más hermosos del cementerio, con el ‘Ángel del Silencio’ custodiando la entrada.
Un paseo por la historia
Además de las tumbas, jardines y panteones, también hay múltiples elementos de valor que pueden pasar desapercibidos, como los impactos de bala o las esculturas amputadas que son testigo de los combates de la Guerra Civil, además de la ausencia de elementos decorativos de bronce o hierro que se usaron para fundir durante la contienda.
Todo, como decimos, forma parte de un patrimonio único que la dirección del Cementerio se encarga de conservar y remodelar, especialmente con los beneficios que obtienen de las visitas culturales que organizan durante todo el año al cementerio y otras actividades.
Pero, quizá, el mejor momento del año para acercarse sea ahora, en vísperas de Todos los Santos. En estas fechas la Sacramental de San Isidro organiza visitas guiadas con unos recorridos más especiales de lo habitual. En esta nueva edición de Adeternum las acciones estarán dedicadas a la conmemoración del 75 aniversario del fallecimiento y los 160 años del nacimiento del genio de la escultura Mariano Benlliure (1862 – 1947), que descansa en el Cementerio del Cabañal en Valencia.
El itinerario guiado especial está pensado para descubrir su innovador virtuosismo técnico, la importancia de la producción artística dedicada a los ilustres personajes que descansan en el Cementerio Sacramental de San Isidro y el extraordinario monumento funerario que atesora el Camposanto. Una oportunidad única para destacar su enriquecedor legado escultórico en Madrid, que culminará con un broche musical.
Las visitas están organizadas desde el viernes 28 de octubre hasta el miércoles 2 de noviembre a las once horas, Rogamos puntualidad y presentarse con 15 minutos de antelación, y la entrada tiene un coste de seis euros (gratuita para menores de 12 años). Información y reservas en [email protected].
Más allá de este evento, el horario de apertura ininterrumpida del Cementerio Sacramental de San Isidro durante la solemnidad de Todos los Santos los días 29, 30, 31 de octubre y 1 de noviembre será de 9.00 a 17.00 horas.
Imagen portada: Archimadrid
