/ 8 diciembre 2023

Mapa del carsharing en Madrid: Así compartimos coche en la capital

El uso del carsharing sin estacionamiento fijo en Madrid es más elevado en barrios de renta media a pesar de ser zonas con una mayor concentración de vehículos privados por hogar

Mapa del carsharing en Madrid: Así compartimos coche en la capital

El uso del carsharing sin estacionamiento fijo en Madrid es más elevado en barrios de renta media a pesar de ser zonas con una mayor concentración de vehículos privados por hogar

El uso del carsharing sin estacionamiento fijo en Madrid es más elevado en barrios de renta media a pesar de ser zonas con una mayor concentración de vehículos privados por hogar

El estudio ‘El ‘carsharing’ en las ciudades: una estrategia de doble filo’, liderado por investigadores del EnergyEcoLab de la Universidad Carlos III de Madrid y publicado por el Observatorio Social de la Fundación «la Caixa», ofrece interesantes conclusiones sobre el uso del carsharing en Madrid durante el año 2019. A través del análisis de una base de datos exclusiva, el estudio arroja luz sobre la popularidad, la distribución geográfica, las motivaciones de uso y los patrones de movilidad de los usuarios de este servicio de vehículos compartidos.

Una de las conclusiones más destacadas es que el carsharing sin estacionamiento fijo es más popular en barrios de renta media y solo está disponible en zonas de renta media y alta. Esto refleja una relación entre la ubicación geográfica y la demanda de este servicio, ya que parece estar en consonancia con la disponibilidad de alternativas de transporte público en diferentes áreas de la ciudad.

El estudio también revela que los usuarios que recurren con más frecuencia al carsharing tienden a ser de renta media y lo utilizan principalmente con fines de ocio, especialmente los viernes. Esto sugiere que el carsharing se ha convertido en una opción atractiva para aquellos que buscan una forma conveniente y económica de desplazarse para actividades de recreación y entretenimiento.

Además, se identificó una estacionalidad en el uso del carsharing, con los meses de julio y septiembre siendo los de mayor afluencia de clientes. Esto podría relacionarse con las vacaciones de verano y la preferencia por utilizar el carsharing en momentos de menor tráfico, ya que el costo se basa en el tiempo de uso.

El análisis de la distribución geográfica de los usuarios de carsharing muestra que, a pesar de que los barrios de renta media concentran más automóviles privados por hogar, el servicio es más popular en estas áreas. Esto se debe en parte a la escasa disponibilidad de estacionamiento en el centro de Madrid y a la abundante oferta de transporte público en esa zona, lo que reduce la necesidad de poseer un automóvil propio.

En contraste, los barrios situados en las afueras del centro de la ciudad tienen una mayor concentración de vehículos privados, lo que puede explicar la mayor tasa de uso del carsharing en estas áreas. Para los residentes de estas zonas, el carsharing se presenta como una alternativa atractiva al automóvil privado, que es más costoso de mantener y estacionar en áreas concurridas.

Alternativa al transporte público

El estudio también destaca que el carsharing se utiliza para complementar la red de transporte público, especialmente en áreas donde las alternativas de movilidad pública son escasas. Esto resalta la importancia de ofrecer opciones de movilidad sostenible en áreas con menor acceso al transporte público.

En términos de renta, se encontró que el carsharing está disponible principalmente en barrios de renta media y alta. Esto sugiere que aún existe una barrera económica para acceder a este servicio para las personas de bajos ingresos. Sin embargo, el carsharing sigue siendo una opción más económica que tener un automóvil en propiedad, lo que lo convierte en una alternativa atractiva en áreas de renta media.

En cuanto a los efectos en la congestión del tráfico urbano, el estudio plantea un escenario de doble filo. Por un lado, el carsharing puede contribuir a reducir la congestión al alentar a las personas a compartir vehículos y a prescindir de la propiedad de automóviles particulares. Además, dado que la mayoría de los vehículos de carsharing son eléctricos, esto también puede ayudar a reducir la contaminación del aire.

Sin embargo, el impacto real depende de cómo se utilice el carsharing. Si se usa como complemento al transporte público, puede tener efectos positivos en la congestión y la calidad del aire. Pero si se utiliza como reemplazo del transporte público o de medios más sostenibles como caminar o andar en bicicleta, podría aumentar la congestión y la contaminación.

El estudio ‘El ‘carsharing’ en las ciudades: una estrategia de doble filo’, liderado por investigadores del EnergyEcoLab de la Universidad Carlos III de Madrid y publicado por el Observatorio Social de la Fundación «la Caixa», ofrece interesantes conclusiones sobre el uso del carsharing en Madrid durante el año 2019. A través del análisis de una base de datos exclusiva, el estudio arroja luz sobre la popularidad, la distribución geográfica, las motivaciones de uso y los patrones de movilidad de los usuarios de este servicio de vehículos compartidos.

Una de las conclusiones más destacadas es que el carsharing sin estacionamiento fijo es más popular en barrios de renta media y solo está disponible en zonas de renta media y alta. Esto refleja una relación entre la ubicación geográfica y la demanda de este servicio, ya que parece estar en consonancia con la disponibilidad de alternativas de transporte público en diferentes áreas de la ciudad.

El estudio también revela que los usuarios que recurren con más frecuencia al carsharing tienden a ser de renta media y lo utilizan principalmente con fines de ocio, especialmente los viernes. Esto sugiere que el carsharing se ha convertido en una opción atractiva para aquellos que buscan una forma conveniente y económica de desplazarse para actividades de recreación y entretenimiento.

Además, se identificó una estacionalidad en el uso del carsharing, con los meses de julio y septiembre siendo los de mayor afluencia de clientes. Esto podría relacionarse con las vacaciones de verano y la preferencia por utilizar el carsharing en momentos de menor tráfico, ya que el costo se basa en el tiempo de uso.

El análisis de la distribución geográfica de los usuarios de carsharing muestra que, a pesar de que los barrios de renta media concentran más automóviles privados por hogar, el servicio es más popular en estas áreas. Esto se debe en parte a la escasa disponibilidad de estacionamiento en el centro de Madrid y a la abundante oferta de transporte público en esa zona, lo que reduce la necesidad de poseer un automóvil propio.

En contraste, los barrios situados en las afueras del centro de la ciudad tienen una mayor concentración de vehículos privados, lo que puede explicar la mayor tasa de uso del carsharing en estas áreas. Para los residentes de estas zonas, el carsharing se presenta como una alternativa atractiva al automóvil privado, que es más costoso de mantener y estacionar en áreas concurridas.

Alternativa al transporte público

El estudio también destaca que el carsharing se utiliza para complementar la red de transporte público, especialmente en áreas donde las alternativas de movilidad pública son escasas. Esto resalta la importancia de ofrecer opciones de movilidad sostenible en áreas con menor acceso al transporte público.

En términos de renta, se encontró que el carsharing está disponible principalmente en barrios de renta media y alta. Esto sugiere que aún existe una barrera económica para acceder a este servicio para las personas de bajos ingresos. Sin embargo, el carsharing sigue siendo una opción más económica que tener un automóvil en propiedad, lo que lo convierte en una alternativa atractiva en áreas de renta media.

En cuanto a los efectos en la congestión del tráfico urbano, el estudio plantea un escenario de doble filo. Por un lado, el carsharing puede contribuir a reducir la congestión al alentar a las personas a compartir vehículos y a prescindir de la propiedad de automóviles particulares. Además, dado que la mayoría de los vehículos de carsharing son eléctricos, esto también puede ayudar a reducir la contaminación del aire.

Sin embargo, el impacto real depende de cómo se utilice el carsharing. Si se usa como complemento al transporte público, puede tener efectos positivos en la congestión y la calidad del aire. Pero si se utiliza como reemplazo del transporte público o de medios más sostenibles como caminar o andar en bicicleta, podría aumentar la congestión y la contaminación.

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