Ernesto Caballero presenta y dirige la obra Jardiel, un escritor de ida yvuelta, título que es un claro guiño a Un marido de ida y vuelta, una de las mejores comedias de Enrique Jardiel Poncela. La obra en tres actos está respetada en su totalidad, pero Caballero utiliza el preámbulo y los dos entreactos para crear un juego teatral. En una pirueta pirandeliana los personajes y su creador nos permiten profundizar en los aspectos más polémicos de la vida del dramaturgo madrileño.
¿Por qué te has decidido a representar a Enrique Jardiel Poncela en el Centro Dramático Nacional?
Por varias razones. Por un lado quiero reivindicar, desde el teatro público, la comedia como género.
Hay poco teatro de humor en el repertorio universal de la altura del de Jardiel Poncela y de los humoristas españoles en general. Creo que han sufrido un limbo extraño y probablemente los motivos tienen que ver con elementos externos a la propia creación. Han sido siempre los parientes pobres del canon, y creo sinceramente que esto hay que cambiarlo. Hay que restituirles al lugar que les corresponde.
Así que una razón sería reivindicar la comedia, pero otra muy importante es alabar la figura de Enrique Jardiel Poncela. Creo que se trata de un escritor fuera de serie, de un creador adelantado a su tiempo en muchos aspectos. Pocos como él saben articular los mecanismos del humor, es un virtuoso de la maquinaria teatral y su mirada humorística sobre la condición humana sigue estando vigente.
La versión de la obra es pulcra y respetuosa, pero he introducido algunos añadidos en los que trato de destacar y poner de relieve la propia figura de Jardiel; sus vicisitudes, su peripecia vital, sus contradicciones y su excepcional personalidad. Él fue todo un personaje y ésa es la razón por la que hago que aparezca en un espacio indeterminado, volviendo después de muerto, como dice el título y como hace el personaje de Pepe, al mundo de los vivos. Juego con la idea de que Jardiel regresa a nuestro mundo, al mundo del teatro.
La obra se titula Jardiel, un escritor de ida y vuelta y es una versión totalmente fiel de Un marido de ida y vuelta. ¿Por qué esta obra para esta especie de homenaje recordatorio?
Un marido de ida y vuelta es una de las cuatro o cinco piezas que todos los críticos señalan como las mejores de su producción. Es una comedia redonda, perfecta y ambiciosa en su planteamiento. Creo que debería formar parte del repertorio de los teatros públicos desde hace mucho tiempo. Es cierto que se han hecho muy buenos montajes de Jardiel. Recuerdo Angelina o el honor de un brigadier de Juan Carlos Pérez de la Fuente, Madre (el drama padre), dirigido por Sergi Belbel que se hizo en esta casa y otros. Es posible, por tanto, que la figura de Jardiel se vaya consolidando como uno de los pilares de nuestra comedia y de dramaturgia contemporánea.
Éstas son las razones por las que me he decidido a representarlo, a parte del hecho de que ya como creador, este título te arrastra. Es una maravillosa fiesta teatral, y también tenía ganas de regalarnos a todos momentos de diversión, dos horas lúdicas, de risa, relajadas, de evasión de calidad.
Como hemos dicho la obra es una versión fiel de Un marido de ida y vuelta pero has añadido en el preámbulo y en los entreactos un juego teatral gracias al cual conocemos más la figura del escritor.
La obra empieza con un poema inacabado de los años 50 del autor en el que, ya desahuciado, cuenta cómo pasa frío, penalidades económicas y, a pesar de eso, tiene que hacer el esfuerzo de escribir el chiste que le procura el sustento. Así empieza la obra, con el poema recitado en voz en off. Luego muere y aparece su espectro. Aprovechando los entreactos tratamos también dos aspectos controvertidos de la vida de Jardiel: la política y su relación con las mujeres.
Hablemos primero de su relación con las mujeres.
Dicen que todas las buenas comedias esconden un dolor, una herida. Creo que las de Jardiel se pueden considerar también la sublimación de una persona muy sensible, de una persona que utiliza el humor como defensa. Jardiel vivió situaciones extremas muy dolorosas, tanto en su vida pública como en sus relaciones amorosas. Era una persona apasionada. Su vida personal era una auténtica montaña rusa. Eso lo refleja en sus obras hasta el punto de que declaró que necesitaba estar enamorado para escribir. Leyendo sus prólogos se adivina la importancia que tuvieron las mujeres en su producción.
La obra misma es la metáfora de lo irrecuperable. Es divertidísima, pero existen momentos de nostalgia. Siempre se ha dicho que los terceros actos de las obras de Jardiel son peores, pero en este caso no es cierto; el tercer acto de esta obra es el que da sentido a todo el juego teatral; es el desgarro, la historia de amor imposible, el recuerdo, la nostalgia por recuperar lo que ya pasó.
Entre el segundo y tercer acto es cuando se aborda el tema de la política.
Sí. Por otro lado está su controvertido posicionamiento político. Vamos a acompañar la representación con un Lunes con voz en el que se va a hacer una lectura de un texto de Ramón Paso, su bisnieto, titulado Jardiel en la checa. Cuenta el episodio, desafortunado, en que le requisaron el coche y le retuvieron una noche en una checa. A partir de este hecho tuvo mucho miedo y eso quizá condicionó su posicionamiento posterior. Hemos recuperado textos en los que se puede comprobar que era ajeno a cualquier ideología. Siempre dijo que más que el sí a cualquier movimiento, era una persona del no a los extremismos. Sus obras fueron en muchas ocasiones un gran éxito, pero también sufrió censura, tanto en las comedias, que se vieron recortadas y mutiladas, como en las novelas, que fueron directamente prohibidas. Es más, Jardiel dejó de escribir novelas porque sabía que se las prohibirían.
Pienso que la literatura dramática del siglo XX está afectada por un canon elaborado desde presupuestos fundamentalmente ideológicos. Se han dejado fuera, a veces, figuras imprescindibles, se han tratado de borrar, como si de una cordillera se tratara, los picos más altos por razones ideológicas. Yo me rebelo muchísimo contra esto. Acabamos de presentar un Max Aub, otra figura que creo que había que poner en valor. Jardiel ha sufrido un trato injusto por parte de la crítica literaria por razones básicamente ideológicas, incluso podríamos decir, por rencillas interdepartamentales. Algo parecido pasó con nuestros clásicos, muy enaltecidos durante el franquismo, sufrieron un detraimiento después. Este esquematismo es propio de sociedades que en lo cultural están poco desarrolladas.
Tu versión es, por su formato, un homenaje al teatro, que puede verse incluso en la escenografía.
Sí, efectivamente, la obra tiene un claro elemento pirandeliano. Sucede en un teatro. No hacemos una escenografía descriptiva, sino que aludimos a los espacios (el salón, la habitación), de una manera muy esquemática. Estamos asistiendo a una celebración teatral, y esa es la razón de que se reproduzcan los palcos y la platea del teatro en una magnífica creación de Paco Azorín. Toda la obra se desarrolla en el teatro. Invocamos al fantasma de Jardiel a través del teatro y él invoca a sus personajes a través del teatro. La obra comienza con un maravilloso baile de disfraces. El carnaval como metáfora de la vida. Todo es juego teatral. El juego de la vida y el juego del teatro llevados al escenario.
Jardiel, un escritor de ida y vuelta se representará del 16 de diciembre al 12 de febrero en el Teatro María Guerrero.