Situado en el Valle del Lozoya, Rascafría cuenta con más de 1.700 habitantes con una superficie de más de 150 kilómetros cuadrados donde se halla el Parque Natural de Peñalara y el Arboreto de Giner de los Ríos.
El término de Rascafría proviene de rocas frías haciendo referencia a las nieves que cubren el pico de Peñalara y que son visibles desde el pueblo, convirtiéndolo en un gran atractivo de visitantes.

El origen del municipio madrileño puede remontarse hasta la Edad Media, ligado a la repoblación de la Sierra de Madrid por población segoviana. Anexado al Concejo de Segovia, tras la repoblación el Valle y el municipio pasaron a formar parte del Sexmo de Lozoya, adquiriendo un poder jurídico mayor, aunque administrativa pertenecían a la tierra de Segovia.

El monasterio de El Paular, construido en el siglo XIV, se convirtió en la cartuja más antigua de Castilla situada a los pies del macizo de Peñalara. Esta construcción atrajo a numerosos viandantes y forasteros que decidieron obtener una residencia en Rascafría por lo que tras la reestructuración provincial realizada alrededor del año 1833, Rascafría pasó a formar parte de la provincia de Madrid. Con este hecho, el municipio comenzó a obtener una gran importancia, aumentando la población ligeramente y se inició procesos de modernización en la arquitectura del municipio, sustituyendo edificios tradicionales por nuevas construcciones de carácter más urbano.

Rascafría siempre ha sido un municipio con una economía basada en actividades tradicionales como la ganadería o la explotación maderera, pero con la construcción de la estación de esquí de Valdesquí, Rascafría se ha convertido en un importante foco del sector servicios por la cantidad de turismo que atrae.

Entre sus lugares de interés repartido por todo su término municipal, y sobre todo, del que destaca su gran arquitectura tradicional son: el Ayuntamiento que data de principios del siglo XX con un estilo neomudéjar, la Iglesia de San Andrés Apóstol de estilo gótico y plateresco y con varias esculturas procedentes de El Paular, La Casona o la Antigua Casa de Postas, también son lugares característicos con una arquitectura singular y tradicional del municipio.

Pero si por algo destaca Rascafría, es por su cercanía al Monasterio de Santa María de El Paular. Se inició la construcción en siglo XIV, convirtiéndose en la primera cartuja del Reino de Castilla. Es una gran joya arquitectónica de un incontable valor combinado con distintos estilo como el gótico y el barroco, que puede ser visitada. Cercano al Monasterio se construyó un puente para facilitar el acceso a la Cartuja, hoy llamado el Puente del Perdón es otra de las grandes atracciones turísticas  que rodean a este municipio. 

Rascafría no solo es arquitectura tradicional, también tiene unos grandes e impresionantes parajes con una naturaleza desbordante como el Arboreto de Giner de los Ríos que cuenta con representación de árboles y arbustos de más de 200 especies y separados por áreas de procedencia: Asia, Europa, Norteamérica y Sudamérica. 

Muy cerca de Rascafría se encuentran dos lugares muy visitables para pasar un día de naturaleza como son las Cascadas del Purgatorio. Un conjunto de cascadas que destacan por su gran tamaño como afluente del río Lozoya y donde han instalado unas piscinas naturales llamadas Las Presillas, y el Parque Natural del Peñalara que es uno de los lugares más valiosos de la Comunidad de Madrid.

Rascafría es un lugar de reconocidas leyendas populares contadas a lo largo de los años por los autóctonos de este municipio madrileño. Entre las más conocidas destaca la Leyenda del Tuerto Pirón, cómo así se llamaba a un bandolero  que robaba a los ricos para repartirlo entre los más necesitados y que solo cometía sus fechorías por la noche. La Leyenda del Puente del Perdón, la de la Peña de la Mora o la del Carro del Diablo también son otra de las leyendas populares de Rascafría.