Dicen los expertos que la demografía es una ciencia que siempre avisa. Pues claramente está avisando desde hace tiempo de que en España perdemos población y que es urgente revertir esta tendencia.
Acabamos de conocer los resultados de los Indicadores Demográficos Básicos del año 2016 y del primer semestre de 2017 que publica el INE y observamos que continúa la tendencia decreciente en el número de nacimientos desde el año 2008.
En el primer semestre de este año se registraron en España 187.703 nacimientos, un 6,3% menos que en el mismo periodo de 2016 y fallecieron 219.835 personas, un 4.5% más que el año anterior. Tenemos por tanto un crecimiento vegetativo de la población de -32.132 personas cuando el año pasado fue de -10.145 personas.
La tasa de fecundidad es de 1.34 hijos por mujer en 2016, lo que está muy por debajo de los 2.1 hijos por mujer considerada como “tasa de reposición” y lo que es chocante es ver que cuando se le pregunta a las mujeres cuántos hijos les gustaría tener contestan en un 85% que les gustaría tener 2 hijos y en un 58% contestan que 3. Esto significa que estaríamos ante una media de 2.7 hijos por mujer. Esto último arroja algo de esperanza en el trabajo que tenemos por delante para cambiar la tendencia de población decreciente.
Tenemos además una esperanza de vida de 80 años para los hombres y de 85 años y medio para las mujeres, lo que nos sitúa como el segundo país como mayor esperanza de vida del mundo que sin duda es gracias a las políticas preventivas y sanitarias de las que disfrutamos en España.
Sería muy aventurado por mi parte decir cuál es la solución para revertir estos preocupantes datos porque es evidente que no hay una fórmula mágica para ello, pero sí creo que hay un factor común en los países de nuestro entorno que se encuentran con el problema de la baja natalidad. La conciliación o la dificultad para conciliar más bien.
En los países en los que es difícil conciliar la vida laboral con la familiar, las tasas de natalidad suelen ser bajas. Y vemos que los países que han conseguido incrementar esta tasa de natalidad, son aquellos que han apostado por abordar las necesidades de conciliación, de corresponsabilidad y que han conseguido poner en valor social la maternidad. Francia por ejemplo.
No pienso que la incorporación de la mujer al mercado de trabajo sea la causa de que el número de nacimientos haya ido disminuyendo porque si observamos algunos países nórdicos donde tienen mayores cotas de empleo femenino, vemos que también han incrementado su tasa de natalidad. Por lo tanto parece que donde hay que mejorar es en las condiciones de igualdad entre hombres y mujeres para que la maternidad no sea un factor de desventaja a la hora de acceder al empleo.
En este sentido, los poderes públicos han ido dando pasos apostando claramente por avanzar en las políticas de igualdad de oportunidades y también, una vez superada la crisis económica, en ayudar económicamente a las familias a través de distintas modalidades.
En la Comunidad de Madrid estamos ocupados en frenar esta tendencia y conseguir eliminar todas aquellas trabas que los madrileños en edad de tener hijos encuentran para tenerlos. Por ello desde el Gobierno Regional hay una hoja de ruta coordinada que ha llevado a aprobar una Estrategia de Apoyo a las Familias, un Plan de Infancia, un nuevo Estatuto para las Familias Acogedoras, un ambicioso Plan de Empleo y se está trabajando para aprobar la primera Estrategia para la Igualdad de Oportunidades entre otras medidas. También están anunciadas nuevas deducciones fiscales para la maternidad contempladas en los Presupuestos Generales para 2018 que vienen a sumarse a las ayudas que ya existen para las familias con hijos a su cargo.
La buena noticia es que el reto demográfico ya es un tema que está en la agenda nacional y que hay acuerdo en seguir apostando por la natalidad. Los hijos son un bien social, suponen un coste de oportunidad y son una inversión segura para el sostenimiento de nuestro Estado de Bienestar.
