MADRID, 21 (EUROPA PRESS)
Varios salones de juego y casas de apuestas deportivas del madrileño distrito de Moratalaz fueron atacados la semana pasada con pintadas en contra y amenazantes contra este tipo de establecimientos en sus fachadas y cristaleras.
Entre las pintadas se puede leer ‘Con Moratalaz no se juega’, ‘Su riqueza, tu ruina’, ‘Fuera del barrio, primer aviso’, ‘Su riqueza, tu ruina’, ‘Con la juventud obrera no se juega’ y ‘Su riqueza , tu misera’. También han esparcido pintura blanca en paredes y cristales.
«Así amanecen las casas de apuestas de Moratalaz ante el aumento brutal de este tipo de negocios en los barrios humildes y que es una lacra para la clase obrera en general, y para la juventud en particular», ha señalado el colectivo antisistema ‘Distrito 14’ en referencia a la información adelantada por el diario ‘ABC’..
Estos grafitis, que ninguna persona se ha atribuido por el momento, se realizan en el contexto de una campaña lanzada por el colectivo ‘Moratalaz Despierta’ llamada ‘Con Moratalaz no se juega. Campaña contra el aumento de salas de apuestas en Moratalaz’.
De este modo, en su web señalan que el se tratan de los negocios «más rentables» del barrio. Mientras se han cerrado comercios por todo el distrito, las casas de apuestas han aumentado entre 2013 y 2017 un 66 por ciento, y este año está prevista la apertura de dos más, hasta llegar a 7.
«Es un problema que nos afecta directamente a los jóvenes. La edad media de iniciación en el juego es cada vez menor. Además, la falta de control y las apuestas ‘online’ permiten que menores se inicien en las apuestas Los problemas con el juego recaen sobre los jóvenes en situación más precaria. Se aprovechan de la situación de precariedad para generar ilusión en la falsa salida de las apuestas», señalan.
Según datos de ‘Moratalaz Despierta’, las casas de apuestas han aumento más en los barrios más pobres de la capital en los últimos años, un 141 por ciento. Y el perfil de los adictos al juego son cada vez más jóvenes, ya que el 30,9 por ciento tiene menos de 35 años. Y el 85,4 por ciento viven en una situación de precariedad.
