Más de un millón de viviendas de la Comunidad de Madrid, de un total de 8,6 millones en España, deberían superar el Informe de Evaluación de los Edificios (IEE) en 2018, según el estudio ‘Tu Edificio en Forma’, realizado por Mutua de Propietarios y el COAATIEMU (Colegio Oficial de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de la Región de Murcia).
La inspección, que es de carácter obligatorio para los inmuebles con más de 50 años y en algunas comunidades autónomas y ayuntamientos incluso a partir de 30 años, examina, entre otros aspectos, su estado de conservación, su grado de eficiencia energética y sus condiciones de accesibilidad.
El informe ‘Tu Edificio en Forma’ analiza el estado de los 2,8 millones de viviendas que forman el parque inmobiliario de la Comunidad de Madrid, de un total de 25,2 millones en España, para identificar las principales operaciones de mantenimiento que deben realizarse en un edificio, acorde a su antigüedad.
«Es necesario concienciar a los propietarios y usuarios de viviendas de que deben realizar las inspecciones, operaciones y preventivas de mantenimiento, de sustitución y de adecuación necesarias en sus edificios que garanticen su seguridad», ha señalado la responsable de Siniestros de Mutua de Propietarios, Marta Campos.
De acuerdo con el análisis, los edificios construidos entre 1900 y 1955, período caracterizado por desarrollo inmobiliario lento, «podrían sufrir daños en las estructuras de madera de cubierta por pudriciones debido a la filtración de humedad o por ataque de carcoma que también podría afectar a las vigas de madera de los forjados», ha explicado el presidente del COAATIEMU, Antonio Mármol Ortuño.
El desarrollo inmobiliario de la década de los años 60 y 70 unido a una ejecución menos cuidada consecuencia de una construcción acelerada, favorece la aparición de grietas en fachadas, como consecuencia de la unión entre una estructura flexible y una envolvente de componentes más rígidos como son las fábricas de ladrillo; malos olores por falta de ventilación de las instalaciones de saneamiento y deterioro de los componentes de la instalación eléctrica y el cableado, con el riesgo de incendios que puede suponer.
«Otros procesos patológicos destacados derivados de una producción acelerada en este periodo son la aluminosis de los elementos prefabricados de los forjados de hormigón armado y las humedades debidas a las filtraciones de agua a través de las grietas», ha agregado Mármol.
En cuanto a los edificio construidos entre 1980 y 1992, no siendo obligatoria la realización del IEE al ser edificios de menos de 50 años, los situados en la costa «están expuestos a la acción del ambiente marino, lo que se ha traducido en un deterioro acelerado de la envolvente y elementos estructurales sin envolvente», ha señalado Mármol.
En 1998, tras la crisis económica, se inicia un período de crecimiento inmobiliario caracterizado por una fuerte subida de los precios de la vivienda y una producción desmesurada en el sector de la construcción, lo que puede generar problemas de grietas en la envolvente como consecuencia de movimientos estructurales, humedades por filtraciones en la envolvente y condensaciones interiores por falta de un aislamiento térmico adecuado.
«Aunque actualmente existe una normativa muy completa en materia de edificación, las viviendas modernas no están exentas de sufrir las mismas lesiones y daños que presentan los edificios más antiguos, fundamentalmente por errores en el proyecto y/o su posterior ejecución», ha apostillado Mármol.
