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La revolución de las cotorras

El Ayuntamiento de Madrid destina 3 millones de euros a aniquilar a estas aves.

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Corría el año 1871 cuando la rebelión de las mantillas adquiría protagonismo en la villa de Madrid. Un grupo de aristócratas, con Sofía Troubetzkoy a la cabeza, se ponían mantilla como símbolo de españolidad y un broche con la flor de lis para protestar contra la llegada de Amadeo de Saboya. Una rusa encabezando la protesta contra un rey italiano. Y la flor de lis, símbolo de los Borbones. España era un país donde una rebelión se hacía en los carruajes del Paseo del Prado con señoritas de clase alta y simbología metafórica aludiendo a España.

Corre el año 2021 y la villa vive otra rebelión, incluso revolución. La de las cotorras. No, no malinterpreten aludiendo a mujeres de habla suelta, sino a los animales. Tres millones de euros es la partida que tiene el Ayuntamiento de Madrid destinada a aniquilar a estas aves. Sos Cotorras y otros colectivos contra el maltrato animal, están dispuesto a poner los puntos sobre las ”íes” en este asunto. Apuntan a que “existen problemas de mayor calado (donde invertir ese dinero), como el temporal Filomena en su momento, sanidad y otros aspectos relacionados también especialmente con la pandemia (—) Incluso sería de gran ayuda ese dinero para la protección animal. Hay mucha falta de inversión en los Centros de protección animal madrileños”.

Son animales muy inteligentes que viven en familias


“En plena era del Antropoceno, en la que el ser humano influye de manera tan negativa en la Biosfera que está alterando el clima a nivel global y extinguiendo un incontable número de especies, muchas de las cuales ni siquiera han sido descubiertas para la Ciencia, decide que especies no nativas presentes en los ecosistemas por causas antrópicas directas o indirectas, ocasionan o no “invasiones” según su propio interés. Esta especie ubiquista, está presente e incluso invade prácticamente todos los ecosistemas terrestres y es una plaga en sí misma, ecológicamente hablando, dedica ingentes cantidades de dinero para su erradicación o control, lo cual no estaría nada mal si no fuese porque muchas de esas campañas van dirigidas a especies que no son peligrosas y resultan siendo por tanto un mero “greenwashing” político que sirve solo para maquillar problemas mucho más graves… Las cotorras argentinas (Moposita monachus) son culpables de partida, se trata de animales muy vistosos e inteligentes que viven en grupos familiares en los parques y jardines de nuestras ciudades o pueblos (esa es su limitada “invasión), con vocalizaciones muy llamativas que ayudan a localizarlas fácilmente. Conviven en esos humanizados y alterados sistemas ecológicos tan dinámicos, con muchas otras especies, autóctonas y asilvestradas y son, además ingenieros de estos ecosistemas facilitando lugares de nidificación y refugio a otras muchas especies que comparten el hábitat con ellas (gorriones, palomas, páridos, etc.) ¿Hay candidato más fácil y mejor para ser controlado y/o erradicado que esta “malvada” especie? Políticos, técnicos y organizaciones caza-subvenciones, esos salvadores de la biodiversidad»…

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Sos Cotorras lidera las movilizaciones en redes sociales.

Y de repente los focos de luz y de presupuesto se ponen en las cotorras y lo molestas que resultan, como si fueran un Amadeo de Saboya cualquiera. El surrealismo al que ha llegado el Ayuntamiento de Madrid con este tema alcanza niveles insospechados. Lo que podría haber sido una anécdota se convierte en un tema prioritario en los plenos y en la necesidad de, según el consistorio, controla la población de estos animales…. Casi casi a cañonazos. “El origen del problema actual fue el comercio de especies exóticas permitido por las autoridades -nos explican desde SOS Cotorras- Un negocio lucrativo para algunos, puesto que estos animales entraban sin control en España” (…) «Las cotorras se robaron de sus hábitats naturales nativos y luego se vendieron como mascotas. Ahora, por liberación intencional o accidental, terminaron donde están, y la retrógrada e intolerable intención del Ayuntamiento de Madrid es masacrarlas. ¿Te parece justo?».

Colaboran facilitando el asentamiento de otras aves

Resulta cuando menos curioso, que un asunto de gestión aparentemente sencilla como este, haya tenido el calado que tiene porque el consistorio gobierna a golpe de “se me ocurre”. Raúl Martínez, Doctor en biología y profesor en la Universidad Complutense de Madrid, coordina la red de Ciencia Ciudadana Villaverde y sigue de cerca la situación de las cotorras.

Explica que “las estructuras de los nidos de cotorras, no solo son aprovechadas por las cotorras sino que son usados como refugio y asentamiento de nidos por otras especies entre las que merece destacar los gorriones (común y molinero) y la anteriormente escasa paloma zurita y que ahora se observa de forma regular”. Otro de los focos en los que se pone el cañón es en el ruido que realizan estos animales. El experto recuerda que después de realizar mediciones de ruidos, “se han dado índices mucho más altos que el medido por las cotorras como son: el tráfico rodado, actividades de limpieza y recogida, actividades de limpieza y mantenimiento de zonas verdes, terrazas y “botellones” mercadillo y actividad ciudadana, entradas, salidas y recreos de centros escolares, etc”.

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Según matizan desde la FAPE, Federación Española de Protección animal, “Las cotorras llevan unos 30 años en este país y no hay estudios que hayan avalado el impacto REAL que justifique su matanza. De hecho, las respuestas por parte de ayuntamiento y comunidad de Madrid cuando se les han pedido informes del impacto de las cotorras, sus respuestas han sido que no los necesitan, porque son especies invasoras y eso justifica por si mismo cualquier acción.”

Desgraciadamente para ellas, la cotorra argentina (Myopsitta Monachus) y cotorra de Kramer (Psittacula Krameri) fueron catalogadas como especie invasora en el Real Decreto de Especies Invasoras ( Real Decreto 630/203, de 2 de agosto, en 2013. Nueve años después nos encontramos ante esta situación rockambolesca en la que el Ayuntamiento quiere aniquilar a las cotorras sobrantes incentivando según parece con algún premio a aquellos que cogen la red y de van al parque a cazar cotorras como el que va a echar la red de pesca al mar. Si no fuera porque están causando el sufrimiento de estos animales, realmente sería un sainete.

Los estudios sobre su impacto negativo no están nada claros

Si el Ayuntamiento de Madrid se pierde en gestiones aparentemente sencillas como el estudio del impacto de las cotorras en el hábitat natural de la ciudad, no quieremos pensar cómo está realizando el resto de gestiones. O sí, sí lo queremos pensar. Según los expertos las cotorras no son animales peligrosos, ni transmiten enfermedades ni influyen negativamente en el resto de especies voladoras que conviven con ellas. Según el Ayuntamiento sí. Los estudios que avalan su posicionamiento tampoco están del todo claros, aunque sí tienen claro que hay que pagar ciertos peajes para la aprobación de unos presupuestos, como el de reconocer la calidad literaria de una de las mentes más brillantes de la literatura mundial. (¿Quién se retrata en esa afirmación?)

El asunto de las cotorras, como aquel de las mantillas, no es baladí. Representa en última instancia la incapacidad del consistorio para hacer frente a un problema que realmente no tenemos constancia de que lo sea. Más peligroso que las cotorras son “los cotorros”, esos politicuchos mediocres que con su carrera profesional en un partido han logrado alcanzar cargos de gobierno en esta comunidad autónoma que vive como puede. Las instituciones han de estar por encima de las siglas de los partidos, se presupone su garantía de lealtad ciudadana. Si bien, como en el asunto de la necesidad de aniquilar a las cotorras, las pruebas brillan por su ausencia.

Les contaremos que la rebelión de las mantillas se finiquitó con otro sainete: el grupo La Partida de la Porra, partidario de Amadeo de Saboya, organizando un desfile con prostitutas y mujeres de vida alegre con mantilla y en carruaje. Burlándose de las aristócratas que aireaban sus mantillas con el españolismo por bandera, lograron que estas se fueran a sus palacios raudas y veloces, dando por terminada la protesta en el ámbito público.

Marta Higueras, Portavoz de Recupera Madrid en el Ayuntamiento de Madrid.

Las cotorras han unido, séis años después, a toda la izquierda

Marta Higueras, Vicealcaldesa con Manuela Carmena y actualmente Portavoz del Grupo Mixto de Recupera Madrid, lo tiene claro: «El maltrato animal con dinero público no es una opción. La derecha lo ve como algo marginal e infantil, pero la defensa de los animales es la revolución ética del presente». Ha confirmado su asistencia y apoyo a la concentración en Madrid, donde también estarán representantes de Más Madrid, PSOE, PACMA, EQUO, Podemos y Progreso en Verde. Las cotorras han logrado unir, seis años después, a toda la izquierda contra el Partido Popular. Es una revolución en marcha.

El domingo 23 hay convocadas manifestaciones de forma simultánea para salvar a las cotorras en una docena de ciudades españolas. Y es mucho más. No imaginen si este tema está desbordándose en las mentes de los lúcidos dirigentes locales, cómo están siendo gestionando los problemas de mayor calado: sanidad, educación… Los hospitales son nuestras casas. Las cotorras, cuidado, que acabaremos siendo nosotros.

Cuando vinieron a por mí, ya era demasiado tarde.

Jota Vaquerizo
Jota Vaquerizo
Abogado de profesión. Gato madrileño. Ser de izquierdas es alinearse con las posturas que intentan acabar con la injusticia social. A veces ecribo cosas. Sonríe. Soy @jotavaquerizo en Twitter.
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