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Ouka Leele, figura iconoclasta e icono de la posmodernidad

Creó un género mixto, “impuro”, que oscila entre la pintura y la fotografía

La pérdida de la fotógrafa Ouka Leele, fallecida este martes en Madrid con tan solo 64 años, ha dejado un tremendo vacío en la cultura de nuestra ciudad; con ella, emprende el viaje una parte muy importante de la historia reciente de los madrileños. Reconocida como uno de los espíritus eclécticos de la denominada Movida Madrileña e influida por artistas como Warhol y emocionada ante los colores y pinceladas de El Greco, su obra pictórica, mezcla de pintura y arte fotográfico, puso nombre a la ‘posmodernidad’.

Bárbara Allende Gil de Biedma era el nombre escondido tras el apodo Ouka Leele, que irrumpe en la escena madrileña a comienzos de los años ochenta con sus fotografías coloreadas en acuarela. Protagonista de la Movida, se acaba convirtiendo en un referente del arte contemporáneo, por lo que recibe el Premio Nacional de Fotografía en el año 2005.

El arte en la familia, sus principios como creadora

Nacida el 29 de junio de 1957 en el seno de una familia de la alta burguesía de Bilbao, los Allende de Neguri, era hija de Gabriel Allende Maíz, un prestigioso arquitecto enamorado de la pintura; y de Victoria Gil de Biedma, hermana del afamado poeta Jaime Gil de Biedma. La artista era también prima segunda de Esperanza Aguirre, ex presidenta de la Comunidad de Madrid.

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Ouka Leele se forma en el colegio Sagrado Corazón de Madrid, donde aseguran que se impregna de misticismo y, posteriormente, en el Montealto –relacionado con el Opus Dei-. Desde niña escribe poesía y pinta. Su primera relación con el carrete y las lentes se produce en su Primera Comunión, momento en el que le regalan su primera cámara, a la que no hizo ningún caso.

Se forma en dibujo en la academia Orsini, pensando en matricularse en la Facultad de Bellas Artes, pero finalmente no llega a ingresar en la Universidad. Cuando cumple los 19 se lanza con su cámara fotográfica porque, el novio que tenía en aquellos años, le prohibía pintar, según relató en una entrevista. Logra incluir fotografías en el libro ‘Principio, 9 jóvenes fotógrafos españoles’ (1976), que reúne a jóvenes fotógrafos a los que se les augura un gran futuro. También consigue que su obra aparezca en revistas especializadas como ‘Zoom’ o ‘Nueva lente’.

Ouka Leele, figura iconoclasta e icono de la posmodernidad 1

Un lenguaje muy personal

La necesidad de pintar, la empuja hacia esa fusión entre la pintura y la fotografía, desarrollando así un lenguaje personalísimo, que mezcla la escenografía teatral que capta en sus retratos, con la pintura. En contacto con otros artistas y, después de abandonar la idea de estudiar Bellas Artes, avanza en sus anhelos artísticos de forma autodidacta.

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En esa época conoce a dos personas que iban a ser claves en su vida, Ceesepe y José Alfonso Morera Ortiz, El Hortelano, dos jóvenes dedicados al cómic ‘underground’. Aunque primero mantuvo una relación más estrecha con Ceesepe, posteriormente estaría casada con El Hortelano. En 1978 los tres amigos se instalan en Barcelona durante tres años. Fue allí donde se le ocurrió la idea de pintar sus fotografías con la serie ‘Peluquería’, que se expone en Barcelona y Madrid. Teatro, danza, cine, fotografía y pintura, conforman el devenir de su obra.

Nueva York, México y su encuentro con Almodóvar

Fue en 1980 cuando se traslada a Nueva York, para tomar conciencia de que su lugar de trabajo lo encontrará ahondando en sus orígenes y, desde allí, viaja a Méjico. A su vuelta a Madrid, en 1981, la Movida está en plena ebullición y decide quedarse debido a una grave enfermedad. En ese momento conoce a Pedro Almodóvar y realiza los diseños de los sombreros de la película ‘Laberinto de pasiones’.

Tras superar la enfermedad, aún con 22 años, su pasión y amor por la vida se reflejan en su obra. En 1987 expone en La Bienal de Sao Paulo y realiza el gran montaje de La Cibeles, que representa al mito de Atalanta e Hipómenes. Posteriormente realiza una exposición retrospectiva en el Museo Español de Arte Contemporáneo y, en 1988, se instala en París para realizar la serie de polaroids gigantes en favor de la Fondation Cartier. Pasa largas temporadas en Mallorca, donde se prepara para el nacimiento de su hija en 1990.

Compañera en mil batallas de Javier Mariscal, Ceesepe, el mítico fotógrafo Alberto García-Alix o Pedro Almodóvar, empieza a firmar sus obras con un nombre extraído de un mapa de estrellas inventado por el ya fallecido El Hortelano, en el que aparecía la constelación de Ouka Lele. A Bárbara le enamoró ese nombre y, ante la insistencia de Albert Guspi, creador del Centro Internacional de Fotografía de Barcelona, decidió que desde ese momento firmaría sus obras bajo pseudónimo.

Según la propia artista cuenta, «El nombre original era OUKA LELE. Yo le quité una “E” para hacerlo simétrico. Veinte años después, Eric Rolf, uno de mis grandes y mejores maestros, me dijo que buscara una letra que sumara seis en numerología, pues seis es amor. Y encontré que con otra “E” sumaba seis. El primer nombre con una sola “E” sumaba uno y él me dijo que ya no necesitaba el uno, que es número de líder, de principiante…»

El Museo del Prado, el Círculo de Bellas Artes y la fama internacional

En 2007 se encarga del diseño de la escenografía y el vestuario de la ópera Curlew River de Britten y realiza las obras La menina ingrávida y Mi cuerpo es mi territorio, que expuso en el Museo del Prado, dentro de la colección ’12 Artistas en el Museo del Prado’, que tenía como comisario a Francisco Calvo Serraller. La obra de la madrileña es pluridisciplinar; buena prueba de ello es el mural que pinta en Ceutí (Murcia), de casi 300 metros cuadrados, titulado Mi jardín metafísico, eje central de la película de Rafael Gordon La mirada de Ouka Leele, que fue nominada al Goya al mejor documental en el año 2009.

Los críticos catalogan su obra como “poesía visual”, lo que la ha permitido ilustrar diferentes libros y realizar una intensa producción poética. Los libros que ha editado combinan sus imágenes con sus propias poesías. Comprometida también con la causa feminista, en el año 2014 expuso en el Círculo de Bellas Artes el proyecto Un banquete cruel. PourQuoi?, basado en la denuncia social de la periodista premiada con el Príncipe de Asturias, Caddy Adzuba, con la que trató de visibilizar la violencia que sufren las mujeres en África Central mediante diferentes disciplinas artísticas –instalación, vídeo y fotografía-.

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Serie ‘Peluquería’. María Espeus (1978)

Unas pinceladas de su estilo, la fotografía como realidad independiente

Ouka Leele se confirmó siempre frente al documentalismo propio de la Movida Madrileña, en múltiples ocasiones catalogado como “brutal”, tal y como hacían García-Alix, Miguel Trillo o Pablo Pérez Mínguez. Se planteaba la fotografía como un arte casi independiente de la realidad, que crea otra nueva y paralela, con sus propias reglas internas. De esta forma, alcanzaba dos objetivos: representar las constantes vitales e ideológicas de un movimiento contracultural y, al mismo tiempo, crearlo, pues una parte esencial de la Movida y su renovación estética, son las obras artísticas de Ouka Leele. Así, nació un doble movimiento en el que la Movida y la fotógrafa se nutrían mutuamente, creando modelos visuales que han influido decisivamente en las modas actuales.

Su estilo parte un sencillo gesto de rebeldía, tal habitual en un movimiento como este, tan cercano al punk. Como enfrentamiento a la fotografía en color, Ouka Leele prefiere el blanco y negro, que posteriormente colorea con acuarelas, creando un género mixto, “impuro”, que oscila entre la pintura y la fotografía. A lo que dio una nueva vuelta de tuerca con sus esbozos a lápiz de sus composiciones fotográficas.

Entre sus influencias, sobre todo en el color, se encuentra el Arte Pop inglés, representado por Andy Warhol y con una profunda cercanía al movimiento Glam, de moda en los años ochenta. Pero también hay una clara influencia del surrealismo (o Dadá) en lo que se refiere a juegos de elementos que rodean al personaje retratado. La libertad, la contracultura, el punk, se concentran en su obra para romper las reglas tradicionales, muy en consonancia con la apertura de espacios que conllevó la Transición en oposición a la dictadura franquista. El uso del humor, los roles de género, lo alternativo, el feminismo, lo brutal y lo prohibido, eran otros conceptos explicados con su arte.

Su obra se ha exhibido en los más importantes espacios expositivos de ciudades como París, Londres, Tokio, Sao Paulo o Nueva York y su influencia perdurará durante muchos años en futuros artistas y fotógrafos, críticos y comisarios culturales en Madrid y alrededor de todo el mundo.

Fotografía de portada / Gorka Lejarcegi

Resto de fotografías / https://www.oukaleele.com/

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