Existen tantas disciplinas y tipos dentro del yoga que resulta difícil creer que puedan inventarse más. Sin embargo, los hay, como es el caso del Beer Yoga, que aúna la actividad física y filosofía del yoga con el placer de beber cerveza.
El Beer Yoga es una de las últimas tendencias en lo que a la práctica de esta disciplina milenaria se refiere. Esta nueva modalidad de yoga busca alcanzar el equilibrio incorporando una cerveza a las clásicas asanas que forman parte de una sesión de yoga tradicional.
YOGA CON CERVEZA SÍ, PERO SIN ALCOHOL
El yoga y la cerveza, a primera vista, parecen incompatibles «ya que el alcohol desplaza la conciencia y el yoga te conecta con la misma» tal y como indica Esther Triviño, profesora de yoga encargada de llevar a cabo las sesiones de Ice Cream Yoga y Beer Yoga en el Generator Madrid. Es por esto que las cervezas que se usan son sin alcohol. «Estamos invitando a la gente a romper el patrón de que sin alcohol no hay diversión o que si haces yoga no bebes cerveza» explica.
Estas nuevas tendencias consiguen atraer a mucha más gente a practicar yoga, tanto por la curiosidad por sus prácticas, como por la familiaridad y gusto que tienen por la cerveza o el helado. El tipo de yoga que se realiza en estas sesiones es el Hatha Yoga, el que mejor se adapta a las necesidades de todos los asistentes, que poseen distintos niveles y suelen ser principiantes, en opinión de Triviño. Ansanas como Surya Namaskar (saludos al sol), Bhujangasana (cobra) y Dhanurasana (arco) se realizan en estas sesiones.
BENEFICIOS POR PARTIDA DOBLE
Este tipo de yoga aúna todos los beneficios del yoga, tanto físicos como mentales, y los de la cerveza sin alcohol. «Relaja la mente, estira el cuerpo, trabaja órganos internos, desbloquea puntos de energía, oxigena los órganos y la sangre, desintoxica, libera endorfinas, etc» explica Triviño.
A esto hay que añadirle los beneficios de la cerveza sin alcohol. Al ser diurética está recomendada para enfermedades renales, diabetes, hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Además de esto, según Esther Triviño compartir en grupo tiene grandes beneficios mentales y psicológicos. «Son muchos, pero, entre otros, cuando nos reímos reforzamos el sistema inmunológico. Cuando nos reunimos aumenta nuestra autoestima y nuestros pensamientos positivos» añade.